viernes, 2 de marzo de 2018

EL AMOR ES LA ALEGRÍA DEL DOLOR.





Francisco Urrea Pérez



Yacen en las palmas de las manos
afanes ya marchitos
Deseantes de no responderse nada
de vivir sin saber si se quiere o no la vida
Ahora,  cuando los soles son bombillas
de faroles entre la selva citadina
Y la alegría andariega y enamorada
va muriendo  de tedio en cada esquina.
Ahora que el soñar es un agujero despilfarrado
entre lentes cansados de otros sueños.
Y sin más, la locura se aleja y se extravía
en algunos ojos; de esos ojos,
que le ven y sin saberlo,  son camino y no le miran.








LICENCIA
Francisco Urrea Pérez
Por sobre la licencia del día del fuego
En la turbada voz de alegría empapada
Con la mirada en la locura y la piel erizada
Como un frió en medio de la fiebre
Con la frescura de la ola amante
y el abrazo, tenaz, de inevitable hoguera.









CÓMPLICES.
Francisco Urrea Pérez

En ese estar desdoblado
del encuentro con la alegría y otra alma
De voces, de brazos a la espera,
en el adentro de un regocijo hipnotizado
De saberse uno y son entrambas
Cuando ya han pasado los años
Y se han salvado ríos de tantas enhorabuenas
Y el ocaso se despierta y sueña
y plasma ése nuestro feliz cómplice
en embriagados caminos
con botellas de vinos desfloradas en la piel.


*/*




EL ENVÉS DEL SIGLO
Francisco Urrea Pérez

Instantes haciendo gradillas para el murallón del  descamino.
Largas madejas de horas anudas en diciembres verdugos
Y los ojos vivaces se tornan en miradas de mares falsos
Y la inmarcesible finitud a la espera de la Dama Altiva.
Quebrando con su navaja de calendas
la línea de la vida en vacíos y en segmentos.
Esos vacíos donde el siglo es relámpago
sobre el abismo del tiempo
que  no cambia su esencia para jamás volver.




TANTOS AMORES, POR EL CAMINO.
Francisco Urrea Pérez

Me sorprendía pasando horas y horas con el río
en  deliciosas aguas.
Me enfundaba en los caminos reales, intransitados,
abrazados por el verde follaje y por el canto ambiental de las aves.
Sobre la arena del río se posaban mariposas multicolores.
También me encontraba caminando por las cuchillas de las montañas
sin querer volar, porque mis pasos se gozaban con mi bordón, la mirada extensa.
Y sentía los brazos del sol en sus diferentes matices, hasta que me encontraba con el crepúsculo y luego,  la noche con ese fuerte olor a follaje, enamorado de sonidos circunstanciales.
Algunas veces, la luna se amaba con el camino y yo caminaba mi propia sombra.




TU ÚLTIMA MARCHA.
Francisco Urrea Pérez

Hay  mutismo  incubado en el tiempo
Un, no saber cómplice que aviva punzadas
las mañanas se resisten a contar lo que sucede
calla la distancia ante la Parca
Se presagia el humo negro de tu antorcha
Y seguramente no podré estrechar tu mano amiga.















MARIONETAS
Francisco Urrea Pérez


Hay un acoso en el gesto
Un telón invisible descorre la sensación de poder
La mirada amedrenta todo atisbo
un encono se atenaza
con  furia cruda
en  sumisa y jovial  antipatía.









DE REGRESO AL NO VOLVER
Francisco Urrea Pérez

A  veces volver es incendiar la memoria
Es calcinar nuestros pasos, nuestros afectos y nuestras nostalgias
Es obnubilar con cenizas lo que se quiere
De regreso al no volver
Es develar del presente la realidad que alegra.











SABOREANDO EL DEVENIR
Francisco Urrea Pérez

A encumbrar la pasión con el vino tinto
a marearla con el champán
El mundo sonríe cierto a la existencia
Sabe que el amor es fugaz eternidad.















PUNTO FINAL
Francisco Urrea Pérez

En los confines siempre hay un portal
un querer  en marcha
Caminar y descaminar para conquistar otra vez.
Una nueva flor para esa flor del cotidiano amor.