MIEDO A MORIRTE.
El sudario
no es el
paño
donde
quedan
tus
andanzas.
No temes a
la muerte, lo sé;
pero no
puedes morirte.
Con tu
muerte,
deviene al
patíbulo
tu vida y
todas tus andadas.
______________________________
NECIO DOLOR.
Se ha hecho terco con los años.
Ése dolor un
día de olvido morirá.
No antes.
Ése dolor, es
ya un dolor de tango.
Bruñido entre el Ginebra y el Champán.
Ése dolor no
te conoce, ¿o sí?
No; no te conoce.
Solo eres
una flor de sauce
en el camposanto.
Solo eres
una flor de sauce
en el camposanto.
Francisco Urrea Pérez
Hablan de ti.
A veces, enmudecen.
Casi siempre
te veo con tus aretes o con tus zarcillos
Y entonces, lucen
tan flamantes como tú.
Tú y tus
aretes. Tú y tus zarcillos.
Eternamente juntos.
Ese misterio de estar contigo
y un tris lejos de ti.
Eternamente juntos.
Ese misterio de estar contigo
y un tris lejos de ti.
__________________________________________
EPÍSTOLA
Francisco Urrea Pérez
Verbalizar mis afectos en solitud, no me hace extraño, se topa con el eco que hay dentro de mí, forajido.
Me encuentro atendiendo tres macetas de orquídeas, habitando mi casa de
pueblo ya vieja, ojeando los libros de
hojas amarillentas, atacados por el gorgojo y gozándome en el espejo del firmamento crepuscular.
No tengo gatos propios; son los ojos numinosos quienes irrumpen en mi estancia, parabién.
Una grabadora con sus tañidos cobija el espíritu; me permite oír
los casetes en desuso y el provecto y leal equipo de sonido con su tornamesa me deja
escuchar los acetatos.
Tengo
un huerto en mi guitarra, donde voy sembrando mis cantares para que florezcan sobre mi propia ausencia.
No cavilan en mis catacumbas
seres de papel.
____________________________________________________________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario